Yo tenía diez perritos,

uno no come ni bebe:

¡no me quedan más que nueve!

De los cinco que me quedan,

uno se mató de un salto:

¡no me quedan más que cuatro!

De los nueve que me quedan,

uno se comió un bizcocho:

¡no me quedan más que ocho!

De los cuatro que me quedan,

uno se tragó un bistec:

¡no me quedan más que tres!

De los ocho que me quedan,

uno se comió un mollete:

¡no me quedan más que siete!

De los tres que me quedaban,

uno se murió de un susto:

¡no me quedan más que dos!

De los siete que me quedan,

uno se lo llevó el Rey:

¡no me quedan más que seis!

De los dos que me quedaban,

se me ha escapado alguno:

¡no me queda más que uno!

De los seis que me quedaban,

un se mató de un brinco:

¡no me quedan más que cinco!

A ese perro que me queda,

me lo ha matado un becerro:

¡no me queda ningún perro!