Estaba el señor don gato

sentadito en su tejado,

le ha llegado la noticia

de si quiere ser casado

con una gatita blanca

sobrina de un gato pardo.

Ya se ha muerto, ya se ha muerto,

ya se ha muerto el pobre gato.

Ya le llevan a enterrar

por la calle del pescado;

las ratitas van de luto

y los ratones bailando.

El gato con alegría 

subió a bailar al tejado,

mas con un palo le dieron,

y rodando vino abajo.

Se rompió siete costillas

y la puntita del rabo.

Al olor de la sardina

el gato ha resucitado.

Por eso dice la gente:

"siete vidas tiene un gato"