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Tiene mal aliento en la boca -decían aquí y allá. -No se puede parar a su lado -reconocía los demás. Lo supo el León y acogiéndose a sus privilegios de rey, ordenó que todos sus súbditos le olieran la boca y luego le dijeran cara a cara si olía bien o mal. Fueron llegando de uno en uno los animales y el que más y el que menos, respondía tras obedecer: - Sí que huele mal Vuestra Majestad. Le llegó el turno a la Zorra y a la pregunta del León, respondió con proverbial astucia: - Tengo tan gran constipado, que nada he podido oler. Así conservó la vida. Es muy cierto el dicho: "En boca cerrada no entran moscas" (Fernando Herrera) |