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En un rincón lejano del bosque, el Roble y la Caña eran vecinos. El Roble, orgulloso soberano, solía jactarse de su fortaleza y burlarse de la debilidad de la Caña. Pero un día de intensa tempestad, el viento sopló con desusada fuerza y el altivo Roble resistió tanto y tanto que fue a sacar el tronco de la tierra en que se aposentaba. La humillada Caña, por encima le dejó que pasase y el Roble pasó sin que la alterase en nada. Y así, terminada la lucha contra los elementos, la Caña se alzó como antes, y el Roble las arrogantes ramas dejó por tierra. "A muchos poderosos vemos, abdicar en la lucha de su soberbia" (Juan Ruiz de Alarcón) |