El Té, viniendo del imperio chino, se encontró con la Salvia en el camino Ella le dijo: "¿A dónde vas, compadre?" "A Europa voy, comadre, donde sé que me compran a buen precio." "Yo - respondió la Salvia - voy a China, que allá con sumo aprecio me reciben por gusto y medicina. En Europa me tratan de salvaje, y jamás he podido hacer fortuna." "Anda con Dios. No perderás el viaje; pues no hay nación alguna que a todo lo extranjero no dé con gusto aplausos y dinero." La Salvia me perdone, que al comercio su máxima se opone. Si hablase del comercio literario, yo no defendería lo contrario; porque en él, para algunos es un vicio lo que es en general un beneficio, y español que tal vez recitaría puede ser que no sepa todavía en qué lengua los hizo Garcilaso.
"Algunos sólo aprecian la literatura extranjera , y no tienen la menor noticia de la de su nación"
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